"Para que los niños de todas las edades coloreen y pinten. Quizá quieras enmarcar estos dibujos o a lo mejor enviarlos a alguien a quien quieras hacer feliz." (Andy Warhol)
"En un rellano del Empire State Building, delante de la puerta de un fabricante de zapatos, había un hombre joven con unos zapatos como los de Jackson Pollock (manchadísimos de pintura); llevaba un traje negro arrugado, su portfolio, y tenía una mata de pelo blanco. Andy Warhol llevaba algunos bocetos para el mismo cliente al que nosotros le íbamos a mostrar nuevas pieles.
Corría el año 1953 y nuestra empresa, Fleming-Joffe Ltd., se dedicaba a la tintura de pieles de serpiente, cocodrilo y lagarto. Pero necesitábamos a alguien que nos ayudara a definirnos, más allá de la mera mercancía, como una empresa creadora de un producto de moda.
'Un trabajo en Nueva York –dijo–. Caramba.' Y ese fue el inicio de una colaboración cuyo recuerdo todavía nos inspira. Nos dimos un atracón de creatividad juntos, sin problemas de ego, solo la excitación natural por que todo saliera bien. Andy convirtió nuestros sueños en realidad: desde los anuncios para Vogue hasta nuestras bolsas corporativas, desde un stand totalmente revestido de metal para una feria comercial hasta un cuaderno para colorear que regalamos a nuestros clientes para sus hijos (realizó el collage de la cubierta y recurrió a nuestro exótico catálogo, que le encantaba, para las láminas).
Andy aborrecía el esnobismo; le gustaba la buena compañía. Salvo raras excepciones, cuando intervenía en las conversaciones era para decir 'ah' , 'sí', 'no' y '¿cuándo?'. Trabajó con nosotros durante casi diez años.
Un trabajo. Nueva York. Caramba." (Arthur y Teddy Edelman)